Después de visitar Londres, Nueva York y Roma, sólo faltaba por añadir a mi diario de a bordo una de las capitales mundiales del turismo: París. Vale, sí, sé que también me falta Japón, pero es que el perro Pancho se lleva todas las Primitivas y con mi sueldo de administrativa que en breve engrosará las filas del paro Japón no está a miles de kilómetros de Vigo, sino a años luz…
No creáis que tenía demasiadas ganas de conocer París. Puede que lo que acabo de decir sea un sacrilegio, pero es que con París tenía la sensación de que me iba a pasar como con Roma: todo muy bonito, pero sin ese alma cosmopolita que me maravilla de las grandes ciudades como Milán, Nueva York o Londres. Ya lo veis, disfruto más sumergiéndome en la vida urbana de las ciudades, observando a sus gentes y su ajetreo.
Aprovechando el vuelo directo que Air France tiene desde Vigo, decidimos escaparnos un fin de semana largo y tachar por fin a la capital francesa de nuestra lista. Y la impresión final fue mejor de lo esperado. Si tengo que resumir a París en dos palabras, sin lugar a dudas esas son grandioso y bello. Grandioso porque todo allí está hecho a lo grande: calles kilométricas, monumentos que tocan el cielo, edificios que ocupan superficies amplias… Una de las cosas que más curiosas nos pareció es que podíamos estar andando horas, consultar el callejero y ver que apenas habíamos avanzado algo en el mapa!!. Se nota que Napoleón quiso hacer de esta ciudad un imperio. Lo de bello creo que no hace falta ni explicarlo, porque todo en París es pieza de museo, hasta las paradas de metro resultan fotografiables.
Como siempre, os dejo mi top ten particular para que podáis tomar ideas a la hora de preparar vuestro futuro viaje a la ciudad del amor.
10. EL BARRIO LATINO.
Una de las zonas más animadas y con más ajetreo de París, tanto de día como de noche. Y el mejor lugar para comer. Situado cerca de Notre Damme, es un barrio de callejuelas pequeñas repleto de bares y restaurantes. No hay ningún país que no tenga su propia sede culinaria afincada en este barrio, y oferta al alcance de todos los bolsillos.
9. LAFAYETTE Y SU DECORACIÓN NAVIDEÑA.
Siempre que visito una ciudad en Diciembre es tradición pasarse por sus grandes almacenes. Lafayette puede definirse como la pieza de museo de los centros comerciales. Acorde a la ciudad donde se ubica, este establecimiento por sí solo resulta bello, pero más aún vivirlo en las fechas navideñas, donde lo engalanan con un gusto clásico. Me dejó impresionada su cúpula central, más propia de un museo o catedral que de un centro de tiendas.
8. EL SACRE-COEUR.
Cuando llegas en metro a los pies de la colina donde se encuentra situado este templo de estilo bizantino, puedes llegar a tener dudas a si realmente te encuentras en París o la India. No hay que negar que el estilo del Sacre Coeur se asemeja mucho al Taj Mahal, aunque por dentro se evidencie como templo católico. Bello el edificio, su entorno (recordaba a Amelie correteando por las escaleras que conducen a la basílica) y las vistas de Monmarte y Paris desde sus puertas.
7. PASEAR POR LOS CAMPOS ELÍSEOS.
Primero por su zona ajardinaza cuidada al más mínimo detalle, después por sus anchísimas aceras repletas de las boutiques de las mejores marcas. Todo un lujo para el shopping de alto standing.
6. LOS MUSEOS DE PARIS: LOUVRE, D’ORSAY Y GEORGE POMPIDOU.
Su visita resulta casi obligada, y en ellos tres París reúne el pasado, presente y futuro de la historia del arte. Si tienes pocos días para disfrutar de la capital, decántate por el Louvre, es el museo más importante del mundo y con la mejor colección anterior al impresionismo que existe. Con más tiempo te recomiendo que hagas hueco para los tres museos y así hacer un viaje completo a toda la historia del arte. En D’Orsay descubrirás grandes joyas del arte del siglo XIX y del impresionismo. El George Pompidou compite duramente con el MOMA neoyorkino por ser el referente del arte moderno y contemporáneo.
5. EL BARRIO DE MONMARTE.
Es la zona más bohemia de París, donde podréis encontrar el Moulin Rouge y la famosa cafetería Café des 2 Moulins, que tan famosa se hizo tras ver como Amelié servía cafés allí en la película. Gracias a esa fama, es de los más caros de la zona, pero ya que estás por allí, no está mal adentrarse en él e imaginarse que aparecerá Amelie para servirte tu cafe au lait.
4. LAS VISTAS DESDE EL ARCO DEL TRIUNFO.
Para mí, son mucho mejores que las que puedes ver desde la Torre Eiffel, entre otras cosas, porque puedes ver la torre. Por su ubicación central en la ciudad, da una panorámica general de toda la capital y su orden urbanístico. Eso sí, ármate de paciencia porque las colas pueden llegar a desesperar.
3. LA TORRE EIFFEL.
Vista de día, de cerca, desde el Sena, vista desde cualquier punto y forma, es una obra de ingeniería espectacular. Antes de llegar a París sabía que era inmensa, pero verla en directo impresiona todavía más. Cuando ves la Torre Eiffel (porque se ve desde casi todos los puntos de la ciudad) es cuando uno dice “sí, estoy en París”, porque turísticamente es el símbolo que mejor identifica a la capital francesa.
2. EL PASEO EN BATOBÚS POR EL SENA.
Quien quiera romanticismo que lo busque en los paseos por el Batobús. París dispone de varias compañías de barcos que recorren los principales puntos de la ciudad a través del Sena. Lo ideal es que puedes cogerlo como si de un autobús se tratase: disponen de varias paradas a lo largo del río en las que te puedes apear, disfrutar del distrito y volver a subirte para visitar el siguiente. Si vas con tu pareja, no hay nada mejor que hacerse arrumacos mientras navegas rumbo al Louvre o Notre Damme. E incluso tienes la posibilidad de disfrutar de una velada nocturna a bordo de uno de estos barcos mientras degustas una cena típicamente francesa. Una buena forma de declararse, ¿no?.
1. NOTRE-DAMME.
París tiene infinidad de puntos bellos, de monumentos turísticos, pero para mí no hay nada que pueda igualar a la Catedral de Notre-Damme. Cuando estudiaba historia del arte en el instituto, me tenía fascinada, pero ver al referente de la arquitectura gótica en directo es emocionante: su rosetón, las esculturas en su entrada, los arcos, los contrafuertes, las gárgolas… vamos, que la mitad de las fotos del viaje se las hice a este referente arquitectónico. Resulta bello contemplar como se levanta desde la orilla del Sena, y admirable ver como los franceses la mantienen intacta, como si el paso del tiempo no hiciese mella en ella. Ahora entiendo que el jorobado no quisiese salir de sus muros…
Fueron pocos los días que pudimos disfrutarla y mucha la suela gastada en nuestros zapatos. Quizá se nos quedaran algunas cosas en el tintero, pero no me importa, porque sé que así ya tengo razones para volver a visitar a la ciudad del amor.
Bon voyage!!
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