Más de un mes sin publicar ni un solo post… Demasiado tiempo. Pero cuando la falta de inspiración y la desgana te invaden, cuando ves a tu blog como una obligación más que como un placer y te planteas si merece la pena seguir con ello… los fogones se apagan y los dedos dejan de teclear. Las musas me habían abandonado por momentos. Me volví gastro-perezosa porque el hecho de dedicar unos minutos a hablaros de mis aventuras gastronómicas se había vuelto un deber más que un entretenimiento. Y aunque en los últimos tiempos he tenido la enorme fortuna de participar en cantidad de experiencias novedosas e interesantes y de conocer a gente fantástica, también he visto parte de las sombras del mundo gastroblogger, y esa cara oscura ha pesado mucho…
Cuando una entra en una crisis existencial de este tipo, lo mejor que puede hacer es poner tierra de por medio, alejarse y dejar que pase el tiempo para ver si el gusanillo por cocinar, escribir y contar vuelve a brotar con la intensidad de tiempos pasados. Como muchas veces hacemos con las parejas, la distancia puede ser la verdadera prueba de fuego: si hay anhelo, hay retorno…
Y aquí empieza ese retorno. Mis dedos han vuelto a querer reencontrarse con el teclado y mi mente está repleta de ideas y recuerdos que están deseando salir para que podáis conocer y experimentar las mismas sensaciones gastronómicas que yo he vivido este verano. La razón de esta reconciliación con mi parte bloguera tiene un nombre: Cádiz. Hermosa provincia con una hermosa costa, la de la Luz. Mejor nombre para definir a un lugar tan lleno de iluminaciones, imposible.
Pocos lugares hay mejor que esta costa, sus playas, sus pequeños pueblos y grandes ciudades, su ambiente y su cocina, para vivir un verano lleno de sol, inolvidable. Díficil es para la que os escribe decidirse por el mejor recuerdo o experiencia de estas vacaciones, ¿qué tal si sois vosotros los que lo seleccionáis? Yo por mi parte, y tras llenar mis ojos, mente e inspiración en estas tierras, os dejo algunas propuestas.
5. Afortunada meteorología.
Quizá lo mejor de Cádiz sea esa afortunada meteorología. Después del desastroso verano que hemos vivido por la terriña, lleno de lluvias día sí y día también, no sabéis lo que se agradece aterrizar en un lugar donde parece que el sol ha decidido quedarse por una larga temporada. Y supongo que aquellos que llegaban de esos puntos del país donde el calor sofocante los atosigaba, pensarían exactamente lo mismo. Porque en Cádiz luce el sol, sí, pero no abochorna. El que busque para sus vacaciones un lugar de sol garantizado, pero sin pagar la penitencia de un calor sofocante, ya sabe hacia donde dirigir su ruta.
4. Playas salvajes, bellas y naturales.
Puede que la palma de oro de esta costa se la lleven sus playas, tan inmensas, tan tranquilas, tan salvajes. El Atlántico que baña mi tierra se vuelve más calido en esta punta del país, y las playas se extienden a lo largo durante kilómetros, y a lo ancho con vastos senderos de dunas. Y cada una de ellas con una cara diferente: Zahara con su animación de conciertos en los chiringuitos; Bolonia, con su belleza de naturaleza salvaje; Valdevaqueros, reino del viento y el kitesurf; Caños de Meca, tan hippie; la Barrosa, la arena con más glamour… y así podríamos completar una lista interminable…
3. Disfrutando de la cultura del chiringuito.
¿Y qué decir se esa fantástica cultura del chiringuito que puebla toda la Costa de la Luz?. Enormes estructuras playeras donde encontrarás algo más que tinto de verano o pescaditos fritos. Y tan populares como el chiringuito la Luna, de Zahara. Pudimos disfrutar allí de sus tardes de concierto, donde la gente se agolpa a la entrada para disfrutar de buena música en directo y mejores cócteles mientras el sol se pone sobre el mar a sus espaldas.
2. El encanto de los pueblos gaditanos.
Quizá lo más bello de esta costa lo encierren sus pueblos y ciudades. Si las mañanas las dedicas a tostarte al sol y darte largos baños, los atardeceres son perfectos para visitar todos y cada uno de los pueblos y ciudades de esta costa. Pueblos como Barbate o Zahara donde disfrutar de una buena sobremesa; esas cañas de tarde en Tarifa, que en ocasiones te da la sensación de estar en Ibiza, por su ambiente hippie y sus casas blancas; y las noches disfrutando del ambiente del Puerto de Santa María o de Cádiz, con sus terrazas repletas y eventos inesperados en cualquier esquina. Que no te extrañe encontrarte mientras paseas a una cantaora de flamenco entonando desde un balcón, porque Cádiz y su costa no ceden ni un sólo segundo al aburrimiento.
1. Gastronomía de lujo al alzance de todos los bolsillos.
Pero como buena novia veraniega, esta costa sabe conquistarte de la mejor forma: por el estómago. Porque en sus fogones se cocina bueno, rico y variado. Desde el tradicional pescadito frito o las ortiguillas que puedes disfrutar en cualquier chiringuito de verano o en el archiconocido Romerijo del Puerto de Santa María; hasta la innovación y el talento surgidos del mar, gracias a Angel León y su Aponiente; pasando por la ineludible cita con los exquisitos morrillos de atún que preparan en el Casa Juanito de Zahara… Y así un ciento de propuestas gastronómitas diferentes y de alta calidad, pero con un sello distintivo común: el mar como protagonista.
Con tanto y tan bueno, a qué resulta difícil decantarse por algo?. Definitivamente, y aunque razones no me faltan para recomendaros esta costa como destino ideal para vuestras vacaciones de verano, a mí me ha ganado sobre todo por el paladar. Así que prepararos a fondo, poned la mesa a punto, porque en los próximos post vais a descubrir cómo se cocina en la Costa de la Luz.
Bon voayage!!
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hola, me ha encantado leerte, muy inspirador 🙂 con que cámara has hecho las fotos, también están genial.
Un saludo!
las has hecho con una cámara de esas antiguas 🙂 me encantan!
Hola!!,
Gracias por tus comentarios. Las fotografías están hechas con dos cámaras distintas: con la que lleva mi móvil incorporada y con una Nikon 1200. Bastante apañadas, teniendo en cuenta mis escasos conocimientos de fotografía 😉
Saludos!!
tengo cada vez más claro que yo en otra vida fui gaditana…
Cada día me gusta más su gente, su tierra y su cocina…me alegro de que disfrutases!!